Tenía muchas ganas de ver esta película por tratarse del primer trabajo de Lee Joon Gi, quien interpreta al hermoso y delicado Gong-gil, y tal y como esperaba, trabaja espectacularmente, haciendo notar que desde sus inicios ha sido un excelente actor (me parece maravilloso que Joon Gi esté a día de hoy tan orgulloso de haber trabajado en este film). El cast en general, igualmente, me pareció muy bueno. Kam Woo Sung, quien interpreta a Jang-seng, era un completo desconocido para mí pero me encantó tanto su personaje como la interpretación que hizo del mismo. Ambos protagonistas despliegan un abanico de emociones muy amplias y profundas que logran ganarse al espectador.

La producción es buenísima: los vestuarios son hermosos y las puestas en escena de las obras de teatro son increíbles, y encima con cada obra nueva todo este aspecto mejora más y más. La última obra es impresionante visualmente. Si bien esta película es todo un drama, maneja un humor muy particular que me encantó, y que está muy bien aprovechado con los juglares y las obras, creando un buen balance entre lo trágico y lo cómico.

La trama es sencilla pero cuesta muchísimo imaginar a dónde va a parar todo, qué les va a pasar a los juglares, de qué es capaz el rey y cuáles son sus objetivos. Esta intriga constante y la tensión que había en muchos momentos, hicieron que las dos horas que la peli dura se me pasaran volando. Me encantó la forma en que se revelaron diferentes cuestiones del pasado de cada personaje principal, y la escena final es tremenda y súper emotiva. En fin, una película buenísima, me encantó.