El Hotel de IU
'Hotel de Luna' es un drama bonito, cálido y muy interesante que presenta una producción de gran nivel con lo que consigue una estética muy cuidada. ¿Cuáles son sus mayores virtudes? Podemos destacar varias, la primera de ellas es su premisa que logra captar nuestro interés después de episodio piloto. El valor de producción también consigue, gracias a un espectacular diseño y puesta en escena, querer ver más por lo bien que se presenta visualmente. Y, finalmente, unida a estas dos razones encontramos a IU (Lee Ji-Eun), quien consigue embelesar a cualquier espectador con su presencia. Además la propia serie, especialmente en los primeros episodios, parece servir como vehículo para que IU luzca un vestido/peinado distinto en cada escena. Lejos de criticar que parezca una pasarela exclusiva para la actriz, creo que es unas de sus principales bazas, especialmente par los que disfrutan de su gran presencia.
Ahora bien, no todo es maravilloso y encuentro distintos aspectos que me han impedido terminar de enamorarme de la propuesta. El primero, y probablemente más importante, es que la serie no se vertebra sobre una gran trama principal, sino que presenta un objetivo que se va aclarando con el paso de los primeros episodios pero se impulsa en base a distintas situaciones y problemas que hay que ir resolviendo. Disfruto estos momentos pero cuando uno llega a la recta final, y después de conocer el tono tan blandito y feel good que tiene, cabe deducir qué tipo de resolución vamos a encontrar y el resultado son unos dos últimos episodios bastantes flojos. Entiendo que habrá quien los disfrute mucho, pero no viene a ser más que una colección de momentos intensos con música de fondo y despedidas de los distintos personajes que resultan en cierta manera previsibles y carentes del interés que suscitaba el planteamiento inicial de la trama. También esto viene a ser una consecuencia de respetar un formato de 16 episodios que no se ajusta a la historia, menos es más en muchas ocasiones y una menor duración hubiera logrado un conjunto más solvente y menos momentos de relleno que no aportan demasiado.
La segunda cosa que me molesta es la repetición de mismo patrón en prácticamente casi todos los dramas románticos: el destino entrelazado. Vale, aquí se da un pequeño giro y no es tan tópico, pero recurrir siempre al recurso de la reencarnación y el presente vinculado al pasado es agotador y aburrido. Hay que explorar nuevas ideas, el hilo rojo del destino ya está demasiado desgastado para seguir usándolo como combustible.
Es un buen drama que si puedes observar sin estar algo desgastado por la presencia de algunos de sus elementos vas a disfrutar muchísimo, además de que la propuesta visual está a un gran nivel y seduce tanto estéticamente como por sus buenos efectos especiales, aunque no por ello uno debe dejar de tener una mirada crítica en aquellos puntos que lo merecen. Eso sí, más allá de la contraposición de ideas, debe quedar claro que merece la pena su visionado.
Ahora bien, no todo es maravilloso y encuentro distintos aspectos que me han impedido terminar de enamorarme de la propuesta. El primero, y probablemente más importante, es que la serie no se vertebra sobre una gran trama principal, sino que presenta un objetivo que se va aclarando con el paso de los primeros episodios pero se impulsa en base a distintas situaciones y problemas que hay que ir resolviendo. Disfruto estos momentos pero cuando uno llega a la recta final, y después de conocer el tono tan blandito y feel good que tiene, cabe deducir qué tipo de resolución vamos a encontrar y el resultado son unos dos últimos episodios bastantes flojos. Entiendo que habrá quien los disfrute mucho, pero no viene a ser más que una colección de momentos intensos con música de fondo y despedidas de los distintos personajes que resultan en cierta manera previsibles y carentes del interés que suscitaba el planteamiento inicial de la trama. También esto viene a ser una consecuencia de respetar un formato de 16 episodios que no se ajusta a la historia, menos es más en muchas ocasiones y una menor duración hubiera logrado un conjunto más solvente y menos momentos de relleno que no aportan demasiado.
La segunda cosa que me molesta es la repetición de mismo patrón en prácticamente casi todos los dramas románticos: el destino entrelazado. Vale, aquí se da un pequeño giro y no es tan tópico, pero recurrir siempre al recurso de la reencarnación y el presente vinculado al pasado es agotador y aburrido. Hay que explorar nuevas ideas, el hilo rojo del destino ya está demasiado desgastado para seguir usándolo como combustible.
Es un buen drama que si puedes observar sin estar algo desgastado por la presencia de algunos de sus elementos vas a disfrutar muchísimo, además de que la propuesta visual está a un gran nivel y seduce tanto estéticamente como por sus buenos efectos especiales, aunque no por ello uno debe dejar de tener una mirada crítica en aquellos puntos que lo merecen. Eso sí, más allá de la contraposición de ideas, debe quedar claro que merece la pena su visionado.
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